Reconfiguración espacial del capitalismo frente al auge de China y Asia

Spatial reconfiguration of capitalism in the face of the rise of China and Asia

Fecha de recepción: 13 de marzo de 2024

URI: https://hdl.handle.net/20.500.14492/28713

Fecha de aprobación: 14 de mayo de 2024

José Moisés Alfaro Alvarado

Universidad de El Salvador

moises.alfaro@ues.edu.sv

ORCID: https://orcid.org/0009-0007-1620-0460

Resumen

Durante las últimas décadas, el sistema global ha atestiguado una reconfiguración espacial del capitalismo. Por vez primera, la acumulación del capital se traslada a la periferia, marcando un hito en la historia, la geopolítica y la economía mundial. La creciente crisis de la hegemonía estadounidense ha llevado a una transición histórico-espacial del sistema mundial que se traduce en la reaparición de un mundo multipolar con China y Asia a la cabeza. Cabe destacar que, el renminbi yuan (CNY) la divisa nacional china, adquirió notoriedad marcando nuevos máximos de activos frente a las otras divisas que conforman los Derechos Especiales de Giro DEG (Special Drawing Rights SDR) dentro del Fondo Monetario Internacional, mostrando un buen desempeño con un mejor comportamiento desde el inicio de la pandemia en el primer trimestre del año 2020. Perfilándose el renminbi yuan como una divisa principal y dejando de lado la imagen de una divisa emergente demostrando una progresiva internacionalización, lo que le ha permitido a China adentrarse cada vez más en las transacciones del comercio mundial, utilizándose el CNY de forma común en la facturación de pagos de servicios y mercancías. Esto se traduce en un ajuste macroeconómico en la nación China, que propicia la estabilización del desequilibrio monetario de las demás divisas que conforman los Derechos Especiales de Giro actualmente.

Palabras clave: Transición histórico-espacial del sistema mundial, China, Asia, crisis hegemónica, capitalismo.

Abstract

Over the past decades, the global system has witnessed a spatial reconfiguration of capitalism. For the first time, capital accumulation moves to the periphery, marking a milestone in history, geopolitics and the world economy. The growing crisis of American hegemony has led to a historical-spatial transition of the world system that results in the reappearance of a multipolar world with China and Asia at the helm. It should be noted that the Renminbi Yuan (CNY), the Chinese national currency, gained notoriety by setting new asset highs against the other currencies that make up the Special Drawing Rights SDR (Special Drawing Rights SDR) within the International Monetary Fund, showing a good performance with better behavior since the start of the pandemic in the first quarter of 2020. The renminbi yuan is emerging as a main currency and leaving aside the image of an emerging currency demonstrating progressive internationalization, which has allowed China to enter increasingly in global trade transactions, with CNY being commonly used in the invoicing of payments for services and goods. This translates into a macroeconomic adjustment in the Chinese nation, which promotes the stabilization of the monetary imbalance of the other currencies that currently make up the Special Drawing Rights.

Keywords: Historical-spatial transition of the world system, China, Asia, hegemonic crisis, capitalism.

  1. Introducción

    «En contraste con el enfoque occidental de tratar la historia como un proceso de la modernidad que logra una serie de victorias absolutas sobre el mal y el atraso, la visión tradicional china de la historia hace hincapié en un proceso cíclico de decadencia y rectificación, en el que la naturaleza y el mundo pueden ser comprendidos, pero no dominados por completo»

Henry Kissinger

China

Es necesario para analizar la actual distribución económica mundial, comprender como los fenómenos sociales afectan la economía. Para ello, es necesario mencionar lo que ocurrió a finales del siglo XV, donde el ascenso y expansión de Occidente permitió su posterior fortalecimiento en el siglo XVIII y principios del XIX, en la denominada «Gran Divergencia» (Merino et al, 2021). Durante esa época con la conquista de la India y las Guerras del Opio, Gran Bretaña en occidente, sometió a las economías de las naciones más relevantes, con lo que logró instaurar el sistema capitalista moderno alrededor del globo mediante la construcción de la economía-mundo, que fraccionaba el centro de las periferias (Wallerstein, 2012). La institución del capitalismo y los movimientos colonizadores se da en estos siglos, a partir de estas fechas se implanta el capitalismo como sistema económico que se propagará en todo el mundo. Ejemplo de esta tendencia es la conquista de África por Europa occidental, pregonando su paradigma de la modernidad, pues se considera que, entre 1492 y 1914, se conquistó el 84 % del mundo (Merino et al, 2021).

Por otra parte, durante el siglo XX con el progreso de Japón y los «tigres asiáticos», China logra reemerger, pues hasta los inicios del siglo XIX mantenía un tercio de la economía mundial (Lauxman y Trevignani, 2023). A partir de la Independencia de China, resultado de su revolución en 1949, comienza el apogeo del poder nacional chino. Presentando los primeros síntomas de la reactivación de Asia-Pacífico se dio en conjunto con el crecimiento económico de Japón, en principio como una hegemonía capitalista con su propio proyecto nacional, luego de su derrota en la Segunda Guerra Mundial, se vio bajo el control de Inglaterra y EEUU. En términos generales este país fue primordial en la construcción de la «Tercera Revolución Industrial», como un nuevo avance en la Revolución Científico-Técnica, que estaba concentrada en el desarrollo electro-informático y la consolidación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Esta reconfiguración estaba relacionada con la forma de operación transnacional del capitalismo y las relaciones de producción bajo un sistema de flexibilidad laboral (Correa, 2016).

En este contexto, la región de Asia-Pacífico surge como un componente importante en la acumulación del capitalismo mundial, además de una «solución espacial» para la crisis que marcó ese periodo del siglo XX. Por otro lado, el caso de China y Vietnam, por sus características propias inherentes a su proyecto político y modelo de desarrollo, adquieren un tinte especial luego de las guerras de liberación nacional. En esa misma línea de desarrollo, China logró hacer uso de la deslocalización industrial y la economía transnacional, así como diversas formas de mercado con el llamado socialismo con características chinas, o que le permitió la visión de un proyecto de desarrollo nacional que significó: «el establecimiento (obligatorio) de empresas conjuntas entre el capital extranjero y sectores productivos nacionales, la protección industrial nacional, y la exigencia de transferir tecnología y de reinvertir en China las ganancias obtenidas» (Merino et al, 2021, p. 9).

Además, el gobierno chino mantuvo un total control del desarrollo económico nacional por medio de dispositivos de Estado, que distribuían los excedentes de la producción para invertir en el desarrollo adecuado de las fuerzas productivas, con el fin último, que China conquiste el mercado global. Es decir, que China no adoptó un modelo de privatización desregulada simplemente; sino que implementó el desnacionalizar la matriz de producción o las reconversiones productivas para que terminaran por convertirse en algunos países emergentes en procesos de desindustrialización o aniquilación de la diversidad en la producción (Camargo, s/f). Con esto el gigante asiático persigue alcanzar en el largo plazo, un desarrollo acelerado dentro de las industrias que están teniendo auge dentro del mercado internacional.

Las reformas impulsadas en 1978, se tradujeron en la privatización de diversos sectores económicos, gestionados bajo la dirección del Estado. También, se mantuvo la propiedad comunal de las tierras de siembra y el control por parte del Estado de las áreas estratégicas de la economía. Otro aspecto importante que suele ser mencionado sobre el auge de China son sus relaciones diplomáticas con EE.UU en la década del 70’ que lo distanciaron de la Unión Soviética. La proximidad diplomática que ambas naciones tuvieron, quedó en evidencia con la visita de Richard Nixon al país asiático en 1972, el motivo de su viaje está relacionado con acuerdos firmados con Mao Tse Tung líder de China en aquel entonces; con la finalidad de normalizar las relaciones diplomáticas de ambas naciones, lo cual resultó primordial para la futura estabilidad. Lo que sumado al distanciamiento de China y la Unión Soviética cambió el escenario global quedando en evidencia la hegemonía de parte de EE.UU.

En parte, esto le fue útil a Beijing para poder superar los bloqueos que le permitirían impulsar su desarrollo económico (López, 2016). El buscar una alternativa de mercado, para impulsar su producción le fue clave, no obstante, debió cuidar mucho las relaciones internacionales para evitar conflictos diplomáticos. Sin embargo, esta nueva alianza no significó que Beijing estuviera sometida a algún tipo de subordinación estratégica, China estuvo lejos de ser una imitación de la Alemania o Japón de posguerra, por el contrario, sus fuerzas armadas han obscurecido la primacía de EE.UU y en conjunto con Rusia han desbaratado el monopolio del pentágono (Merino et al, 2021). Estas acciones apuntaron más a alcanzar una transformación multipolar dentro del sistema internacional, por lo cual las acciones de China dieron inicio al debilitamiento de la hegemonía histórica de EE. UU.

  1. Metodología

El trabajo se caracteriza por ser un artículo de revisión bibliográfica, es decir es una investigación realizada por medio de la revisión sistemática de libros, artículos, tesis y otros documentos para presentar una perspectiva encausada a dar explicación a la situación estudiada: la expansión de China y su crecimiento económico. Además de esbozar los rasgos característicos de este desarrollo en su relación con otras potencias y países en desarrollo. La expansión espacio temporal de China, al ser un fenómeno nuevo, es complejo de abordar con el rigor científico que se espera. Sin embargo, se buscó información de autores entendidos en la materia, así como de páginas con prestigio para el análisis económico, lo que permitió mantener la seriedad y compromiso que un artículo académico requiere.

  1. Discusión
    1. El renminbi yuan y la consolidación económica de China

El nombre de la moneda china según su traducción literal del mandarín, significa moneda del pueblo y a nivel internacional es mayormente conocido simplemente como yuan. En la tasa de conversión internacional, el yuan se representa con el código CNY (o CNH en los territorios de Hong Kong) y con el símbolo ¥, pero la abreviatura RMB también es usualmente utilizada. El yuan es una palabra china para designar a la moneda de plata, que antiguamente era acuñada en el imperio español, y ampliamente monopolizada y empleada por los comerciantes extranjeros en China por muchos siglos. Siendo equivalente en valor al «real de a ocho» conocido como peso en español y al dólar en inglés.

A finales del siglo XIX, las naciones influyentes comenzaron a acuñar sus propias monedas a las que denominaron «dólares comerciales» las cuales eran simplemente monedas de plata acuñadas por diversos países para homologar su cambio y facilitar el comercio entre China y las naciones del Lejano Oriente. La primera moneda equivalente en valor al dólar acuñada por China, fue conocida como el yuan, y fue producida en la provincia de Guangdong en 1890. La palabra china mei yuan sirve para denominar a la moneda de un dólar de EE.UU (Martín, 2019).

La moneda del yuan ha tenido a lo largo de su desarrollo, diferentes versiones hasta alcanzar una versión que fue puesta en circulación de manera oficial por el Banco Popular Chino, previo a la victoria de la revolución comunista en la Guerra Civil China de 1949. Esta moneda China producida, en un principio no fue valorada por otros países del mundo, debido a la mala propaganda que tuvieron los gobiernos comunistas que administraron China, posterior a la revolución de 1949, mantuvieron pleno control del precio de la moneda por años, pues implementaron una economía centralizada, para reducir el riesgo de sufrir una hiperinflación durante su tiempo en el poder. En 1955, el yuan fue sometido a una revaluación y revalorización para crear una versión actualizada con un valor equivalente al de 10 000 del valor antiguo (León, 2019).

Debido a sus constantes actualizaciones, existen múltiples series de billetes desde su puesta en circulación. Al día de hoy, se reconocen hasta cinco series distintas, siendo la última introducida progresivamente a partir del año 1999. En estos billetes aparece impresa una imagen de Mao Tse-Tung (también transcrito como Mao Zedong), uno de los hombres más relevantes en China durante el siglo XIX, quien fue el dirigente del Partido Comunista y fundador de la República Popular China (RPC) (León, 2019). Por causa de la intervención de distintos gobiernos fue necesario fijar el precio del yuan, sin tener en cuenta la realidad estadística de inflación reportada por otras naciones de Europa y América, dada esta situación varios países ignoraron la existencia del yuan como moneda, y por ende, sus índices de cambio, esto llevo al yuan a no ser valorado, ni aceptado en un gran número de países de la comunidad internacional.

A partir de la década de los 90, la nación de China empezó a experimentar cambios significativamente positivos en su economía, y en efecto, su monera comenzó a adquirir valor. El auge de la economía China que hasta ese momento había durado por muchos años. Sin embargo, el yuan no ganaba la confianza suficiente para calificar como moneda de reserva y así mismo como moneda de referencia. Eventualmente, China aumentó sus medidas políticas para mejorar la transparencia en su administración y sumado a su creciente influencia en la economía, esto le ayudó a colocarse dentro del mercado internacional. Y fue a partir del año ٢٠٠٠ que muchos países reconocieron su moneda y su influencia dentro de una enorme variedad de mercados.

Según estudios demográficos, la población de China supera los 1 000 millones de personas, esto significa la existencia de grandes cantidades de papel moneda con presencia en el mundo, situación similar a EE.UU que su moneda; el dólar posee reservas monetarias de todos los países. Se puede observar que, China con su influencia económica actual ha logrado controlar una gran parte del mercado tecnológico, pues tiene la capacidad de comercializar con yuanes y condicionando a otros países a incluirlos dentro de sus reservas, para coaccionar la inclusión del yuan como parte reservas monetarias internacionales. A partir del 1 de octubre de 2016, el Fondo Monetario Internacional (FMI), añadió al renminbi yuan (RMB) dentro de la cesta de monedas que componen los Derechos Especiales de Giro, (DEG), es decir, activos internacionales con el fin de completar reservas oficiales de algunos países de la comunidad internacional: «Algunas de las monedas que integran esta cesta son el dólar de EE.UU, el euro, el yen japonés y la libra esterlina británica» (Fondo Monetario Internacional Artículo 2016). Es decir, que las divisas que conforman la reserva de los DEG del FMI, poseen una presencia internacional considerablemente influyente; por lo que, la necesidad de incluir al yuan chino; ha traído un cambio para la política del sistema monetario internacional.

En los últimos 20 años, el yuan ha mostrado una evolución positiva en su desarrollo y se mantuvo estable hasta el inicio de la pandemia de COVID-19, lo que le ganó un cupo como miembro del G10. Esto debido a la capacidad del gobierno chino de contener las irregularidades de su economía producto de la pandemia. Con medidas, como las del Banco Popular de China que gestionó muy bien la fuga de divisas para que su desviación no aumentase a más del 2 % durante el periodo de crisis (Ye, 2021). Según los datos suministrados por el Fondo Monetario Internacional, la participación de esta divisa ha tenido un gran crecimiento en las reservas internacionales además de un ascenso de su demanda en diferentes mercados (Xinhua, 2022).

  1. El yuan dentro del mercado internacional

La moneda del gigante asiático se incorporó a la cesta de las principales monedas de reserva del FMI en octubre de 2016 (El Economista, 2021). Por lo que se puede constatar, que el yuan como divisa, comienza a tener una presencia internacional, siendo respaldado por el FMI para tal fin, aunque ascender dentro de reserva de los DEG, es un camino de largo plazo pues el dólar estadounidense ocupa actualmente la mayor parte de las reservas mundiales de divisas, con cerca del 60 %, según los datos de esta institución (Arslanalp et al, 2022). El renminbi yuan, representa actualmente el 2 % de las reservas mundiales de divisas, muy por detrás del dólar estadounidense, el euro, el yen japonés y la libra esterlina, según datos del Fondo Monetario Internacional.

Hay una enorme variedad de expertos que conciben que la moneda de China se proyecta en el reemplazo al dólar como moneda principal en el largo plazo, y aunque es una referencia; no obstante, es una realidad para la que aún falta mucho tiempo, pues a pesar de que China es muy influyente en la economía mundial, este país también tiene ciertos problemas entorno a la transparencia de sus políticas, lo cual genera cierta desconfianza en muchos gobiernos que se niegan rotundamente a utilizar los yuanes en sus reservas monetarias. Para el 2020, el «yuan se había fortalecido un 4,5 % desde finales de junio, lo que supone la mayor ganancia trimestral desde 1981. Los analistas atribuyen el fortalecimiento de la moneda china a la estabilidad de la economía y al éxito de la lucha contra las consecuencias de la pandemia del coronavirus, especialmente en comparación con varios países occidentales, entre ellos EE. UU» (Sputnik Mundo, 2020, párr. 1). Las acciones del gobierno chino respecto a su economía, lo llevaron a tomar decisiones acertadas en momentos de crisis financiera, lo que no solo le permitió sobresalir del problema sino también crecer económicamente en contraste a otras potencias.

«El yuan se está fortaleciendo en la actualidad, debido a la volatilidad del dólar y al relativamente buen desempeño de la economía china», afirmó Xu Jiyuan, investigador del Centro de Estudios de Finanzas Internacionales del Instituto de Economía y Política Mundiales de la Academia de Ciencias de China (Sputnik Mundo, 2020, párr. 3). El yuan no es una moneda libremente convertible. A diario, el Banco Central chino determina su tasa de referencia. Esta tasa se puede desviar, pero nunca superar el 2 %. Además, este banco tiene los instrumentos necesarios que le permiten mantener el control del tipo de cambio de su moneda, lo que evitó que el yuan cayera en picada. En abril del 2023, el yuan había duplicado su presencia en los intercambios comerciales internacionales llegando a un 4.5 %, frente al 2 % del 2022. Solo para comparar, en estas fechas el euro controlaba el 6 % de las interacciones mercantiles a nivel mundial (Nieves, 2023).

Pese a este crecimiento, el dólar sigue siendo la moneda de mayor peso en la balanza de intercambios a nivel internacional que llegó a un 84,3 %, bajando del 86.8 % del año anterior. Según los informes del FMI, desde el 2019 las reservas mundiales del dólar presentan un descenso, pasando de un 65.36 % al 58.36 % en 2022, lo que significó una baja en su matriz de reservas (figura 1).

Figura 1. Índice del porcentaje de reserva de divisas del dólar

Nota. Descenso porcentual de la reserva del dólar entre el 2019 y 2022. Fuente: Nieves. (2023).

En el periodo entre el 2016 y 2022, el yuan experimentó un crecimiento lento, pero sostenido pasando del 1.08 % en 2016 a un 2.69 % superando al dólar canadiense y al australiano (figura 2).

Figura 2. Reservas mundiales de divisas

Nota. Reservas mundiales de distintas divisas y sus índices de variación entre el 2016 y 2022. Nieves (2023).

Aun así, en junio del 2023 esta moneda sufre un leve estancamiento pese a las medidas de estímulo impulsadas por el gobierno chino, sin embargo, su declive se puede percibir en el incremento que han tenido sus divisas sustitutivas que son el won coreano y el dólar australiano, ambos, vinculados íntimamente a la economía de China debido a sus lazos de exportación, que se coronaron como los principales en la clasificación de divisas de Asia-Pacífico (Finnerty, 2023). A estas alturas, grandes economías y otras en ascenso comienzan a percibir al yuan como una divisa estable para el intercambio de bienes y servicios, y actualmente Rusia, Arabia Saudita y Bangladesh han pagado costos de importación en yuanes y Brasil ha hecho una petición de dichos acuerdos para sus exportaciones agrícolas (Nieves, 2023).

  1. Resultados
    1. La expansión de China y la geopolítica mundial

Durante los últimos treinta años de actividad económica China ha marcado un hito en la historia económica global. Desde cualquier óptica en que se le aprecie, el desarrollo industrial de China y su expansión económica supondrá seguramente uno de los grandes acontecimientos de finales del siglo XX y principios del XXI. En estos treinta años, la economía del gigante asiático ha vivido «una transformación desde un sistema casi autárquico, cerrado al comercio exterior, con una economía planificada propia de un modelo socialista» (Ceballos M., 2015). Se puede apreciar que, el cambio de estrategia de la nación China, le fue difícil de alcanzar, debido a su origen socialista; no obstante, le ha permitido alcanzar mejores resultados en un periodo corto; abriéndose al mundo con su entrada triunfal a la OMC en 2001, y con un PIB que mantiene un sostenido crecimiento a un promedio del 9 %.

Uno de los principales factores analizados en este documento es la necesidad de un proceso de industrialización formado por China, a causa la demanda interna de consumo de bienes industriales. Sin embargo, en primera instancia, la sociedad China puso sus esfuerzos de desarrollo en aumentar significativamente la productividad del sector agrario. Esta ingeniosa estrategia de crecimiento, surgió para evitar la llamada trampa Malthusiana: lo que se entendería como el aumento exorbitado de la población, fenómeno que sucede comúnmente en poblaciones agrarias en procesos de industrialización acelerada (Avellanal, 2020). La consecuencia principal de este proceso es que las «mejoras tecnológicas presentes en la sociedad no se traducen en progresos del nivel de vida de la población, si no en aumentos demográficos de la misma» (Avellanal, 2020, p. 29). En una sociedad basada en una economía agraria, la comida pasa a ser un bien fundamental. Otros bienes, como las manufacturas, costos de producción y precios de distribución muy elevados en relación al salario de un campesino, debido a que, la industrialización acelerada en un inicio, no permite las bajas en los costos de producción, como sería el caso de una sociedad ya industrializada. De esta manera, el incremento en la producción alimentaria debido a las mejoras tecnológicas se traduce en un progreso para la población. Por otro lado, un salto a la sociedad industrial lo que provoca es una nueva variedad de productos a unos precios asequibles para la población, por lo que los excedentes dejan de ser dedicados íntegramente a la generación de la prole y pasan a ser invertidos en acumulación de riqueza en forma de diferentes bienes novedosamente disponibles, todo ello gracias a nuevos métodos de organización de la producción, tecnología y economías de escala.

  1. Conclusión

A pesar de la eficiencia mostrada en los últimos años del modelo económico chino, el cual es una evolución hacia una economía de mercado socialista según lo expuesto en este artículo; se evidencian síntomas de agotamiento desde principios del 2000. Pese a esto, el modelo económico de China tiene factores intrínsecos que podrían poner límites a su expansión y consolidación por su dependencia a las exportaciones e inversiones. Siendo uno de los factores de riesgo, además, los desequilibrios que experimenta entre la inversión y el consumo que le han provocado conflictos de sobrecapacidad, con poca rentabilidad llevándole hasta alcanzar un punto de un endeudamiento que amenaza con frenar su expansión económica, con fenómenos como periodos de estancamiento económico y recesiones.

Desde el 2012, este proceso de cambios ha sufrido contradicciones y limitantes que se hicieron presentes en el periodo de Xi Jinping. Bajo su liderazgo, China tomó un rol más activo en la escena internacional. No obstante, la llegada al poder de Donald Trump en 2017, trajo más tensiones entre ambas naciones, las cuales aumentaron todavía más con la implementación de una estrategia de contención aplicada de forma gradual por parte de EE.UU, enfocada a ponerle freno al desarrollo tecnológico de China, estrategia que ha continuado incluso bajo el gobierno de Biden desde 2021, lo que ha llevado a China al punto de reevaluar las condiciones estructurales de su economía.

Estos límites en su economía, han sido impulsado desde el periodo de Hu Jintao, a un cambio estructural del modelo, pretendiendo aplicar una tercerización de la economía, para así profundizar en el desarrollo tecnológico y así alcanzar una redistribución de la riqueza como una forma de inducir a la población a mayores índices de consumo. A pesar del éxito de la nación de China, el paradigma de su desarrollo le ha convertido en una de las principales potencias comerciales del mundo, con un modelo económico que posee problemas substanciales que en el mediano plazo podrían debilitar su estabilidad política y social; acentuando problemas como la desigualdad social, la centralización de la distribución de la riqueza en las grandes ciudades, la sobreinversión y el aumento generalizado de la deuda ciudadana; cayendo así en un patrón de crecimiento que podría hacer caer al gigante asiático en el problema de las potencias semi-periféricas. Esto genera una preocupante inestabilidad en su proyección de largo plazo y que sus resultados dependerán de las decisiones del gobierno del gigante asiático para sostener su posición actual y evitar un descenso en el mercado internacional.

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