El impacto en la vida cotidiana del casco urbano de Olocuilta con la introducción del servicio eléctrico en la década de 1960
The impact on daily life in the urban area of Olocuilta with the introduction of electrical service in the 1960s
Fecha de recepción: 22 de enero de 2024
Fecha de aprobación: 1 de marzo de 2024
Humberto Alexander López De León
Universidad de El Salvador
ORCID:
Sólo la electricidad abundante y hasta en el último rincón del país nos puede ayudar a resolver los difíciles problemas del futuro
Teniente coronel Óscar Osorio. 1954
La situación cambió al entrar la luz, entonces todo era privado, no era caserío como es hoy, sino que yo sólo tenía este mi ranchito y el otro ranchito en el que vivía un tío, otro vivía ahí… de ahí no había casas por todo esto… eran caminos no eran calles, esa de aquí para arriba y la otra para el calvario
Manuel López1
Resumen
La introducción del servicio eléctrico al casco urbano de Olocuilta ocurrió en la década de 1960. Con la electricidad, la cotidianidad de los vecinos y la dinámica de los comercios de esa parte principal del pueblo tuvo un cambio representativo, también para los afanes de todos los pobladores de Olocuilta. Este artículo muestra los resultados de una investigación, a través de la metodología de la Historia Oral, en particular de la entrevista en la que el diálogo entre el entrevistado y el investigador producen la rememoración de las experiencias vividas. En este caso, a través de las conversaciones con vecinos de Olocuilta se logró obtener un relato acerca de los cambios rutinarios, que el servicio de la luz eléctrica provocó en la población, en los años en que el Estado salvadoreño buscaba la modernización del país, con la expansión del servicio eléctrico a las cabeceras municipales y para la industria emergente.
Palabras clave: energía eléctrica, historia oral, memoria, modernización, Olocuilta, vida cotidiana.
Abstract
The introduction of electrical service to the urban area of Olocuilta occurred in the 1960s. With electricity, the daily life of the neighbors and the dynamics of the businesses in that main part of the town had a representative change, but also for the concerns of everyone. the residents of Olocuilta. This article shows the results of an investigation, through the methodology of Oral History, in particular, the interview in which the dialogue between the interviewee and the researcher produces the remembrance of the lived experiences. In this case, through conversations with residents of Olocuilta, it was possible to obtain a story about the routine changes that the electric light service caused in the population, in the years in which the Salvadoran State sought the modernization of the country, with the expansion of electrical service to municipal capitals and for the emerging industry.
Keywords: daily life, electric energy, memory, modernization, Olocuilta, oral history.
Esta investigación propone analizar el impacto y los cambios en la vida cotidiana en el casco urbano de Olocuilta con la introducción del servicio eléctrico en la década de 1960. El artículo es un resumen de la investigación y está estructurado en tres partes, la primera narra cómo era Olocuilta antes de la introducción del servicio eléctrico, la segunda trata sobre la introducción del servicio eléctrico; y en la tercera cómo cambió la cotidianidad en el casco urbano de Olocuilta. Se comprende el término de vida cotidiana para el caso de Olocuilta, todas aquellas acciones que eran realizadas por los pobladores en sus viviendas, en los espacios públicos y en las actividades productivas en los lugares de trabajo realizadas de manera rutinaria. La investigación apunta a que fue un cambio significativo el que ocurrió cuando por fin llegó el servicio de luz eléctrica. Antes que hubiera luz eléctrica, la población debía estar en sus hogares y dormirse a tempranas horas del día, cuando la luz del sol ya no lograba iluminar las casas, las calles o los lugares de trabajo.
Figura 1. Inauguración de la Central 5 de Noviembre
Nota. En orden de aparición presidente de CEL Víctor de Sola, (primero de izquierda a derecha), presidente de la República teniente coronel Óscar Osorio, (tercero de derecha a izquierda). Fototeca CEL, en Reseña histórica de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del río Lempa.
El casco urbano de Olocuilta era ciertamente reducido, estaba integrado por las construcciones principales: la iglesia, el convento y la alcaldía. Comprendía diferentes barrios: El Calvario, El Carmen y el barrio Centro, todos ellos con calles empedradas. Al introducirse el servicio de la luz eléctrica no todos los barrios tuvieron acceso a la energía, lentamente el servicio se expandió en los barrios principales y mucho más tarde el servicio llegó a los barrios más alejados, como en Concepción y en el barrio San José. La investigación nos lleva a pensar que la iluminación y la energía eléctrica impactó en lo económico, lo social y lo cultural, fue símbolo de modernidad, para alguna gente significó el progreso de la ciudad.
Eran los años sesenta, cuando Julio Adalberto Rivera era el presidente, y el servicio de la luz eléctrica estaba expandiéndose en buena parte del territorio nacional. La construcción de la represa 5 de Noviembre, había sido el detonante. La electrificación en los pueblos y ciudades cubría solamente las zonas públicas, la alcaldía y las calles, como sucedió en Olocuilta.
Para efectuar esta investigación se utilizó la metodología de la Historia Oral, con la finalidad de obtener fuentes orales que nos ayuden a construir una historia en la que los procesos se comprenden a partir de la experiencia individual y colectiva. Esta es una estrategia metodológica en la que la subjetividad y la memoria son esenciales en el análisis, tal como lo comprende Ricoeur, cuando expone que la memoria tiene un componente de imaginación, que permite a través del recuerdo reconstruir el pasado, el cual se comprende en la relación existente entre olvido y recuerdo. Planteamiento que, coincide con el de Pierre Nora, quien concibe a la memoria como una constitución gigantesca y vertiginosa del stock, material de aquello que es posible que recordemos.2
La memoria individual ha sido un componente vital de esta investigación. Nos dice Pierre Nora que, la memoria representa la relación personal con su propio pasado que reposa y que es posible su revitalización a través del recuerdo. Para Paul Ricoeur, el recuerdo concierne al privilegio otorgado espontáneamente a los acontecimientos entre todas las «cosas» de las que uno se acuerda, el recuerdo tiene toda una multiplicidad y grados variables de distinción. Los recuerdos pueden ser tratados como formas discretas de límites más o menos precisos, destacándose sobre lo que se podría llamar el fondo memorial, en el que uno puede deleitarse en estados de ensueño preciso.3 Agregando a lo anterior, Nora nos dice que el recuerdo es una reconstitución. Para Halbwachs, el recuerdo es en buena medida una reconstrucción del pasado con la ayuda de datos prestados del presente y preparado, además por otras reconstrucciones hechas en épocas anteriores, en donde la imagen original resulta alterada.
Estas reflexiones han sido útiles en esta investigación para analizar el relato producido por los actores sociales entrevistados y quienes vivieron la experiencia de la introducción de la luz en Olocuilta. Los actores sociales entrevistados en esta investigación son representativos de diferentes ámbitos sociales, uno de ellos es campesino, otra es una artesana, otra una profesora y una comerciante del platillo típico de Olocuilta, las pupusas. Cada una de estas personas narró su experiencia individual, de cómo impactó en el trabajo, en el negocio o en la familia la introducción del servicio eléctrico. Para esta investigación han sido útiles algunas fuentes bibliográficas que han tratado la historia social y política del siglo XX: Roberto Turcios4, Héctor Lindo y Erick Ching5.
La introducción del servicio de luz eléctrica en el casco urbano de Olocuilta se realizó entre 1962 y 1963, antes de estos años la población olocuiltense tenía que buscar otros medios para iluminar sus casas cuando el sol se ocultaba. El casco urbano de este pueblo al inicio de la década de 1960 era pequeño. En estos años era un pueblo conectado por caminos de tierra, callejones y veredas. Únicamente, el casco tenía calles empedradas. En eso años la alcaldía era el edificio con mejor infraestructura, nos dice Manuel López: «Yo nací en Olocuilta en 1938, cuando sólo era ranchos, el mercado, la iglesia y la alcaldía construida de adobe»6. La alcaldía se iluminaba, como nos dice María Blanco con lámparas Coleman de gas: «yo creo que tenían lámparas de Coleman, porque antes con Coleman se alumbraba»7.
Figura 2. Alcaldía municipal y cárceles de Olocuilta 1960
Nota. Fototeca del Archivo General de la Nación.
En Olocuilta nunca hubo una plaza principal, en su lugar había un mercado, ubicado frente a la alcaldía y cerca de la iglesia. El mercado en esos años, según Manuel López era así:
«El mercado estaba constituido por ranchitos, cuando yo tuve mis veintidós años, empezaron a remodelarlo, antes eran ranchos construidos en orden, en chorrera, una chorrera aquí, otra en medio y otra, eran ranchitos de tres de teja, cada uno tenía su propia cocina, cada negocio, tenía su ranchito de teja que eran los puestos donde vendían».8
La iluminación de las casas se hacía a través de candiles, de candelas y de lámparas. Los candiles eran los más populares, podían comprarse con materiales sencillos. María relató lo siguiente: «Nos alumbramos con lámpara y candiles de gas, así vivíamos. No conocíamos la electricidad. Los candiles podían ser hechos con cualquier recipiente que soportara el calor, en este se agregaba gas y se ponía una mecha de tela para encenderla y así iluminar. Estos también podían ser comprados en las tiendas del pueblo y a veces se les agregaba alambres para poder colgarlos. Había candiles de gas y de aceite, pero los candiles de gas o aceite no sólo eran utilizados para iluminar el interior de una casa, sino también los caminos del centro de Olocuilta. »9
Cristina relató acerca de los candiles de los caminos:
« Aquí en los barrios prendían unos candiles de gas, a las seis de la tarde andaban unos señores que trabajaban con la alcaldía y prendían esos candiles… pero a las diez de la noche los apagaban, no había luz toda la noche, de seis a diez de la noche estaba iluminado, pero sólo las calles principales de los barrios, los callejones y veredas eran oscuras…»10
Para Cristina los encargados de encender los candiles eran empleados de la alcaldía, mientras que, para Manuel eran policías:
«Le ponían vasos de aceite con las mechitas y ese era el trabajo del policía ir a encenderlos e ir a apagarlos. De noche andaba sólo en lo oscuro, esos faroles no alumbraban como alumbran estos focos de hoy, sino que sólo medio se miraban las calles centrales y por supuesto todo el barrio el Carmen y todo el Calvario».11
Aunque los candiles eran de uso común, estos provocan molestias en la vista y en el sistema respiratorio de algunas personas, por lo mismo existía la alternativa de comprar candelas, por ejemplo, Cristina y Anita preferían usar candelas para sus actividades. Cristina recuerda que, utilizaba las candelas para estudiar, tenía la oportunidad de comprarlas, otras personas preferían los candiles, porque eran más baratos y fáciles de hacer «pero el gas era malo para la vista entonces, estudiaba con candelita.»12 Sin el servicio de luz eléctrica, la población llevaba su vida diferente a la actual, las actividades como ir a misa, regresar del trabajo o planchar sus prendas, eran diferentes. Las misas eran siempre a tempranas horas del día. La misa más temprana era a las cinco de la mañana y por la tarde a las siete. Manuel relató que, ir a la misa de la mañana también implicaba usar candelas o lámparas para iluminar los caminos, debido a que el sol apenas está saliendo:
«Se iba a la misa de la mañana, a las cinco, pero siempre alumbrándose sólo con candelas dentro de la iglesia, porque la gente iba con lamparita en los caminos»13
Otras actividades como planchar la ropa eran realizadas de manera distinta. Había dos tipos de planchas que funcionaban con calor. Estaba la plancha de hierro que necesitaba colocarse en algo caliente para luego utilizarla y la otra era la plancha de carbón, se le introducía carbón para calentarla y utilizarla. Manuel relató que, «cuando no había luz se ocupaban planchas de vapor que se ponía en las brasas.»14 Antes de la introducción de la luz eléctrica, Manuel López regresaba temprano a su casa luego de realizar sus actividades como jornalero, entre 5 y 6 de la tarde, cuando el sol empezaba a ocultarse. En las entrevistas realizadas se encuentra una percepción de antigüedad al hablar de Olocuilta cuando el servicio de luz eléctrica aún no había sido introducido, una que cambia cuando nos empiezan a hablar en el momento de la introducción. Aunque la luz eléctrica ya tenía un antecedente en Olocuilta, esta sólo se encontraba en los caminos empedrados del centro del pueblo, «antes de 1963 había un señor que se llamaba Ramón Ábrego y él puso una planta eléctrica, pero no le daba luz a todo el pueblo, sino que sólo a los cuatro barrios… sólo el centro principalmente y la luz la daba de seis de la tarde a diez de la noche»15, luego de 1963 cuando inició la introducción de la luz eléctrica en Olocuilta, el señor Ramón Ábrego tuvo que retirarse.
Durante la década de 1950 y 1960 en El Salvador, los gobiernos militares buscaron realizar la modernización del país a través de diversas iniciativas, intentando copiar el modelo mexicano. Los gobiernos del PRUD se dieron a la tarea de mejorar la infraestructura, siendo ejemplos de esto la construcción de la carretera del litoral y la represa 5 de Noviembre en el río Lempa en 1954, esto para poder proporcionar luz eléctrica barata.16 La introducción de la energía eléctrica empezó con el período de Rodolfo Valle, hermano de Cristina Valle:
«Yo recuerdo que, antes de mi hermano, porque Rodolfo fue alcalde allá antes del sesenta y cinco, pero después de él, [fue] don Tránsito Sánchez, Tránsito Sánchez era alcalde cuando ya estaba toda la luz puesta, cuando estaba mi hermano todavía no estaba toda la luz, no estaba terminado… Mi mamá les daba la comida, eran 93 hombres los que trabajaban, pero tardaron casi dos años para instalarla aquí, porque como ya el pueblo era más grande vea, pero sí ya en esa época el alcalde era don Tránsito Sánchez, ya el alumbrado eléctrico ya estaba.»17
La introducción del servicio al parecer fue a través de la alcaldía, o al menos así lo recuerda Manuel López, «La alcaldía solicitaba los alumbrados eléctricos.»18 Con la introducción del servicio, Ramón Ábrego, quien tenía la planta de energía tuvo que retirarse de Olocuilta y se movilizó a un cantón del mismo municipio, pero esto no duró mucho debido a que, al tiempo, la luz eléctrica también llegó a esa área. Cuando el servicio se introdujo estaba dirigido a iluminar los caminos y la alcaldía, no los hogares. Las casas tuvieron acceso a este servicio años después, en el caso de Manuel y Anita, tardó hasta 1975 para que obtuvieran luz dentro de su hogar. Manuel comentó que, el servicio de electricidad en su hogar lo obtuvo años después de que llegaran las primeras lámparas al pueblo: «yo vine a adquirir luz por estos callejones el año 1975, mientras seguí alumbrándome con candela y candiles de gas»19 «Nosotros compramos toda la instalación y todos los gastos corrían a la cuenta de los vecinos.»20 Manuel y Anita tardaron once años para obtener luz eléctrica en su hogar, «en el sesenta y cinco lo tengo presente, pusimos un foquito, los cables por fin llegaron a su callejón, llegó hasta aquí el poste que pusieron.»21
La luz eléctrica entró al centro de Olocuilta entre 1963-1964, pero la expansión del servicio tomó más tiempo, en la calle el Naranjo que se encuentra casi al final del barrio El Carmen, donde viven Manuel y Anita, fue hasta la década del setenta que llegó la electricidad a los hogares. Recuerda Manuel que, en «la calle El Naranjo, donde está El Calvario y no fue iluminado hasta 1975. Ese año relató lo siguiente: «compré mi casa en este barrio, donde me había criado, era distinto, no había luz, era oscuro, no podía salir uno.»22 La instalación de energía en los caminos, como mencionó Manuel, tardó dos años en concretarse, al igual que nos explica María que en los caminos tardaron en obtener el servicio:
«Vinieron en el monte, botando palos para echar, para poner las mechas para la luz. […] vinieron botando palos, poniendo, para poner las mechas, así nosotros nunca pensamos que eso lo íbamos a ver, pero sí lo vimos, para poner la, para poner la energía, de ahí ya que la pusieron, también de ahí con la autopista, de la autopista nosotros no conocíamos, no pensábamos que iba a ver autopista, porque como aquí esta calle transitaba todo el vehículo, venían de Nicaragua, Honduras, de todo, por aquí pasaban, como sólo esta era la calle.»23
La expansión del servicio de luz eléctrica en El Salvador fue parte de las políticas públicas y de desarrollo económico de los gobiernos de mediados de siglo XX.
El nuevo orden institucional, la reorientación de la política fiscal, el aumento del gasto público, las políticas de fomento industrial y la de integración centroamericana fueron componentes fundamentales de una reorientación estatal dirigida a conseguir la modernización e industrialización del país.24
La constitución proclamó una nueva visión general sobre la política, economía y la sociedad,25 hacer llegar el servicio a toda la población estaba en el plan del gobierno, Olocuilta se convierte en un ejemplo de esto. El servicio de luz fue instalado en los pueblos principales:
«La oportunidad la tuvo el pueblo primero y luego después se fue extendiendo a los demás municipios y a los cantones, pero primero instalaron la luz en los pueblos principales, Cuyultitán, San Luis Talpa, San Juan Talpa, pero los cantones todavía no. Ya cuando estaba bien instalada la electricidad, se la dieron a los cantones.»26
La idea de progreso y modernización no sólo eran ideas en la esfera del poder estatal, estas ideas también fueron retomadas por algunos sectores de la población, en el caso de Manuel y Cristina, está claro en los relatos el significado que le dieron al cambio que hubo con la introducción de la luz eléctrica. Pensaron que entraban a la civilización. Percibieron una idea de progreso, que no solo llegó gracias al servicio de luz eléctrica, sino que también con la construcción de la autopista, el mercado y otros cambios «había poco comercio, pero después construyeron el mercado de dos pisos, todo era diferente, mire casas bonitas, de segunda planta por todos lados, no sólo en la calle principal, sino que hasta en los rincones, ya ese es el progreso económico de Olocuilta.»27
Manuel nos dice que «cuando el pueblo empezó a civilizarse, con la luz, escuchamos más música en la radio, antes únicamente con baterías.»28 Manuel hace una diferencia entre la antigüedad, la modernidad y lo civilizado, aunque en el ámbito académico estos conceptos tienen otro significado, según el pensar subjetivo de Manuel, cuando nos dice antigüedad se refiere a sus años de niñez, cuando el pueblo era pequeño y sin luz eléctrica, cuando se refiere a la modernidad se refiere a sus años de joven y adulto, cuando se hizo la construcción de un mercado más «moderno», pero aún así no era civilizado, así que cuando él dice que la civilización llegó a Olocuilta, se refiere a que la luz eléctrica llegó al pueblo, además del mejoramiento de los caminos, esto relacionándolo con los tiempos actuales.
La luz eléctrica impactó a la vida cotidiana de Olocuilta, pero este impacto puede dividirse en dos partes, la primera es cuando se introdujo al pueblo el servicio de luz eléctrica, pero sólo en los caminos y la alcaldía, esto en un inicio generó cambios en las acciones rutinarias de la población y en los espacios públicos, luego la segunda parte fue cuando el servicio de luz eléctrica ya entró a los hogares de cada habitante, generando otro tipo de cambios en la vida de los pobladores. Cuando los caminos ya estaban iluminados con el sistema eléctrico la población podía regresar a sus hogares con más calma y una o dos horas más tarde que antes: «ya podía venirse más tarde uno, pero cuando eran los caminos oscuros tenía que regresar temprano, [usualmente] a las cuatro de la tarde, ya después a las seis… el pueblo empezó a civilizarse.»29 Manuel tiene claro que, la luz eléctrica era sinónimo de civilización.
La instalación del alumbrado eléctrico en los caminos permitió a la población extender su rutina diaria y transitar por las calles más tarde: «sí, como antes así en lo oscuro, no podía andar saliendo en la noche, no había luz, hoy que hay luz quien no anda en la calle a las horas de la noche.»30 Para Cristina el servicio de luz eléctrica se convirtió en sinónimo de progreso: «¡ah! Sí, todo, todo cambió, el pueblo observó que ya el empuje comercial era diferente, verdad, ya las tiendas más bonitas, todo y ya no daba miedo salir en la noche, porque ya estaba iluminado, pero cuando no había luz sí sentía miedo de salir.»31 Cuando el servicio de luz eléctrica por fin pudo entrar a los hogares de los pobladores de Olocuilta, esto generó cambios en las actividades rutinarias, acciones como ir a dormir, el uso de electrodomésticos, e incluso un ambiente de alivio fue sentido por la población.
Las personas empezaron a utilizar en menor medida los candiles: «si hubo un cambio porque ya toda la gente ya no quería los candiles, solo con luz o también que alumbraba uno con candelas, pero sí hubo un cambio cuando la luz vino.»32 Con la luz eléctrica, ya no era necesario el uso de candiles de gas, los cuales afectaban a quienes los usaban. Anita nos explica que, esto incluso generaba conflictos con su hermana, ya que a Anita los candiles de gas le generaban daños en la garganta: «el cambio se veía bien galán, ya no teníamos que estar comprando gas, porque el gas a mí no me gusta el tufo del gas. Entonces yo peleaba con tu tía Blanca porque ella le quería echar gas a los candiles.»33
El momento de dormir cambió para Manuel: «ya cuando había luz ya se tardaba uno, cuando no había luz se dormía bien temprano [risas] porque como sólo con candil alumbrábamos, candiles de envases de pacha,»34 Luego pudo dormirse un poco más tarde que antes, cosa que no sucedía con Anita, a quien la hora de dormir no fue un mayor cambio, ella siempre se había desvelado haciendo su trabajo con los canastos artesanales: «trabajaba sin luz y con luz, cuando no había focos, trabajaba en la noche con candela, sí, yo así todo el tiempo, no descansaba.»35 Aunque su trabajo con los canastos siguió siendo el mismo, para ella la introducción del servicio significó un alivio y un beneficio:
«sí, cuando hubo luz del foco era más fácil, porque ya uno sólo prendía y ya estaba la luz, y antes ahí estábamos en lo oscuro buscando los fósforos. Cambió la vida de uno, pero antes una nada se pagaba, ahora no, salen los grandes montones… sentimos un alivio, ese precio que se pagaba [al inicio], se gastaba más cuando comprábamos gas, candela.»36
En estos años, aunque la electricidad había llegado a los hogares, algunas cosas se mantuvieron como se hacían antes, el uso de las planchas de vapor continuó. Se siguió usando porque para adquirir una eléctrica se debía viajar a San Salvador se hacía difícil, puesto que no había vehículos personales ni había colectivos. Para viajar a San Salvador el transporte utilizado era la carreta, eran viajes largos de todo un día. Para María, quien desde muy joven se dedicó al comercio de las pupusas, el uso de un refrigerador le ayudó en la conservación de los materiales necesarios para la producción de estas y de otros alimentos: «ya no se arruinaban el mismo día, porque antes se compraba sólo para cuando aquello no se iba a guardar, porque como no había entonces refri y nada de esas cosas entonces no se podría comprar montón de cosas.»37
Al igual que María, para Cristina el uso de un refrigerador fue y es muy beneficioso. Cuando María obtuvo servicio eléctrico en su casa tuvo la oportunidad de tener electrodomésticos: «Sí, cocina, televisor, radio, aparatos de música, ahora tenemos hasta lavadora y secadora, hay una gran comodidad… ahora uno con su refri almacena para varios días.»38 «Al tener luz usamos menos las baterías para los radios, algunos compraron un refrigerador y el uso de la leña disminuyó, pero otros como en mi caso, dice Manuel, que tuve luz eléctrica en mi casa hasta el año de ١٩٧٥, algunas actividades no cambiaron: seguimos usando la leña para cocinar y las planchas de carbón.39
La introducción del servicio de luz eléctrica en el casco urbano de Olocuilta tuvo dos etapas, primero en los caminos del pueblo y luego en los hogares. Con su introducción se generaron diversos cambios, pero igualmente hubo espacios y actividades de la gente que se mantuvieron como antes, puesto que el servicio eléctrico introducido fue limitado. Entre los cambios y alteraciones de lo cotidiano en la vida de los vecinos de este pueblo lo observamos en la modificación de algunas de las acciones rutinarias, en la vida familiar y en los espacios públicos, una de ellas fue el tránsito de los caminos que fueron iluminados. Todo ese cambio lo relacionaron con el discurso político de progreso que se impulsaba desde el gobierno.
Referencias
Entrevistas
Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019, realizada para esta investigación.
Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019, realizada para esta investigación.
Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019. Realizada para esta investigación.
Bibliografía
Gonzalvo Aizpuro, Pilar. Introducción a la Historia de la vida cotidiana. México: El Colegio de México: Centro de Estudios Históricos, 2006.
Lindo-Fuentes, Héctor, Erik Ching. Modernización, autoritarismo y Guerra Fría: la reforma educativa de 1968 en El Salvador. San Salvador: UCA Editores, 2017.
Ricoeur, Paul. La memoria, la historia y el olvido. Fondo de Cultura Económica. 2009.
Nora, Pierre. Entre memoria e historia: la problemática de los lugares.
Turcios, Roberto. Siglo XX tendencias y coyunturas de cambio. San Salvador: Instituto Nacional de Formación Docente 2019.
1 Vecino de Olocuilta entrevistado para esta investigación.
2 Pierre Nora, Entre memoria e historia: la problemática de los lugares. 1984, p. 9.
3 Paul Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura Económica, 2009, p. 42.
4 Roberto Turcios, Siglo XX tendencias y coyunturas de cambio (San Salvador: Instituto Nacional de Formación Docente 2019).
5 Héctor Lindo-Fuentes, Erik Ching, Modernización, autoritarismo y Guerra Fría: la reforma educativa de 1968 en El Salvador (San Salvador: UCA Editores, 2017).
6 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
7 Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019.
8 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019. El entrevistado menciona que en ese momento no era civilizado el mercado, haciendo referencia a que no era como los tiempos actuales, en donde se cuenta con un mercado relativamente más moderno y limpio.
9 Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019.
10 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
11 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
12 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
13 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
14 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
15 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
16 Lindo-Fuentes, Modernización, autoritarismo y Guerra Fría: la reforma educativa de 1968 en El Salvador.
17 Entrevista con Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
18 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
19 Ibíd.
20 Entrevista a Anita Pérez, Olocuilta, 2019.
21 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
22 ibid.
23 Entrevista con María Blanco, Olocuilta, 2019. La introducción del servicio de luz eléctrica fue un cambio importante para la vida cotidiana en Olocuilta, en los años posteriores a esto hubo otro gran cambio, en la década de los ochenta se da la construcción de la autopista Comalapa, la cual aumentaría el comercio en Olocuilta y el tránsito de vehículos, desplazando en cierta medida la antigua carretera hacia Zacatecoluca.
24 Roberto Turcios. Autoritarismo y Modernización. (San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2003), 77.
25 Turcios, Siglo XX.
26 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
27 ibíd.
28 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
29 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
30 Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019.
31 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
32 Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019.
33 Entrevista a Anita Pérez, Olocuilta, 2019.
34 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.
35 Entrevista a Anita López, Olocuilta, 2019. Su trabajo requería mucho esfuerzo y dedicación, tenía que cortar la vena de la palma, machacar el camote, y luego raspar la vena para poder teñirla y así hacer los canastos. Sólo raspar la vena podía llevarle una semana de trabajo.
36 Ibíd.
37 Entrevista a María Blanco, Olocuilta, 2019.
38 Entrevista a Cristina Valle, Olocuilta, 2019.
39 Entrevista a Manuel López, Olocuilta, 2019.