La superación del escepticismo metafísico en la filosofía náhuatl

Overcoming metaphysical skepticism in nahuatl philosophy

Fecha de recepción:

01 de junio 2025

Fecha de aprobación:

27 de junio 2025

https://hdl.handle.net/20.500.14492/32044

José Oscar Benjamín Ponce Pérez

El Salvador

Universidad de El Salvador

oscar.ponce@ues.edu.sv

https://orcid.org/0009-0005-2700-5076

Resumen

Este trabajo aborda el problema epistemológico sobre el conocimiento de la divinidad y la vida después de la muerte, desde la filosofía náhuatl, teniendo como objetivo establecer la existencia de una conciencia epistemológica avanzada en el pensamiento náhuatl. Para ello, se hace una confrontación de las categorías epistemológicas con las características manifiestas de la filosofía náhuatl. Primero, se describe la evolución de la filosofía náhuatl mediada desde autores no indígenas, la cual llega a cuestionar sus propios postulados sobre lo trascendente y la existencia, en otras palabras, hace una crítica de su propia metafísica. Segundo, se interpreta las características inherentes a la transformación interna de la filosofía náhuatl, puesto que se separa del dogmatismo primigenio, pero intenta evitar el escepticismo. Esto último implica que esta filosofía formuló métodos y criterios para validar su conocimiento, que, a la vez, es un indicador de la aplicación de la lógica en la indagación filosófica. Finalmente, se identifica que hubo una teoría del conocimiento que superaba el realismo ingenuo sin llegar al escepticismo metafísico y método para superarlo.

Palabras clave: epistemología, filosofía, metafísica.

Abstract

This work addresses the epistemological problem of knowledge concerning divinity and life after death, from the perspective of Nahuatl philosophy, with the aim of establishing the existence of an advanced epistemological awareness in Nahuatl thought. For this purpose, epistemological categories are confronted with the explicit features of Nahuatl philosophy. First, the evolution of Nahuatl philosophy as interpreted by non-indigenous authors is described, which comes to question its own postulates on transcendence and existence; in other words, it constitutes a critique of its own metaphysics. Second, the inherent characteristics of the internal transformation of Nahuatl philosophy are interpreted, as it departs from its primordial dogmatism while attempting to avoid skepticism. This ultimately implies that this philosophy developed methods and criteria to validate its knowledge, which in turn serves as an indicator of the application of logic in philosophical inquiry. Finally, it is identified that there was a theory of knowledge that transcended naïve realism without falling into metaphysical skepticism, along with a method to overcome it.

Keywords: epistemology, metaphysics, philosophy.

  1. Introducción

    Los tlamatinime, que son los equivalentes a los filósofos occidentales, formularon un conjunto de aseveraciones con las que explicaban el mundo desde diversos niveles como el moral, físico, metafísico, antropológico. Sin embargo, la transformación interna de su pensamiento les condujo a cuestionar la veracidad de dichos postulados, buscando un criterio para determinar con certeza si las explicaciones que proporcionaron eran verdaderas.

    La explicación primordial que los tlamatinime debían evidenciar como verdadera fue la metafísica, pues de ella obtuvieron las explicaciones axiológicas, antropológicas y hasta políticas. De tal forma, estos pensadores náhuatl se interrogaron sobre el fundamento de tales aseveraciones, reflexionando si el intelecto humano podía comprender los secretos y misterios fundantes de la realidad, lo que evidencia una conciencia epistemológica en la filosofía náhuatl.

    Las fuentes para la realización de este trabajo fueron seleccionadas en función de la arquitectura argumentativa del mismo, así, se hace uso de las investigaciones de Miguel León-Portilla, sobre el pensamiento filosófico náhuatl, así como de la obra de Fray Bernardino de Sahagún y por supuesto, de los trabajos de Ángel María Garibay; también se contemplan las investigaciones de Mercedes de la Garza Camino y Patrick Johansson. Para contrastar las categorías y posturas de la filosofía náhuatl se hace uso de textos canónicos de epistemología, como el de Johannes Hessen o Roger Verneaux.

    La aproximación en el procedimiento en interpretación de este trabajo se entiende como la comparación de los postulados y categorías propuestas por la epistemología occidental hacia reflexiones, indagaciones y críticas internas de la filosofía náhuatl; por tanto, se exige que el abordaje teórico inicie con la enunciación de las características esenciales de la filosofía náhuatl, para posteriormente exponer las categorías y corrientes epistemológicas más relevantes a este estudio. En ese sentido, se identifican dentro de las autocríticas de la filosofía náhuatl los argumentos de índole epistemológico. Para concluir con el alcance de la reflexión epistemológica al interior del pensamiento náhuatl.

    Como consecuencia de lo anterior, esta investigación se divide en tres partes descriptivas-explicativas que anteceden a la conclusión. La primera de ellas aborda la caracterización de la filosofía náhuatl. La segunda se encarga de exponer el desarrollo de la epistemología y la superación del dogmatismo y el realismo ingenuo, mientras que la tercera presenta la interrogante epistemológica en la filosofía náhuatl y la demostración del saber metafísico.

    Por último, las conclusiones presentan y describen los métodos y criterios para evitar el escepticismo dentro de la filosofía náhuatl y cómo a través de ellos, logran tener «certezas» sobre lo metafísico, es decir, sobre la divinidad y la vida después de la muerte. Mostrando que su filosofía logra superar el escepticismo metafísico como resultado de una evolución epistemológica.

  2. Metodología

    Esta investigación es estrictamente bibliográfica, se realizó aplicando una metodología cualitativa de sistematización e interpretación de categorías y conceptos epistemológicos. En síntesis, se trata de una lectura hermenéutica de la filosofía náhuatl desde los conceptos epistemológicos de autores que forman parte de la tradición de la filosofía occidental. En este estudio, primero se caracterizó y describió la filosofía náhuatl; en un segundo momento, se tomó las definiciones canónicas de las categorías epistemológicas de la filosofía occidental y en un tercer momento, se confrontó la adecuación de la filosofía náhuatl a las categorías epistemológicas de la filosofía occidental. Por ello, la investigación es de tipo explicativo, mostrando argumentos y evidencia que sostengan la afirmación de la existencia de una conciencia epistemológica avanzada en la filosofía náhuatl, en la que se supera el escepticismo metafísico.

  3. Caracterización de la filosofía náhuatl

    La filosofía náhuatl es el conjunto de valoraciones simbólicas y críticas sobre la realidad. León-Portilla (2006) y Mercedes de la Garza Camino (2008) sostienen que trasciende la episteme e incluye la sophia como parte fundamental de su estructura argumentativa. Por tal situación, la filosofía náhuatl incorpora el mito y se orienta hacia una función formativa y no solo contemplativa. Cabe destacar que, como muchas tradiciones filosóficas, la náhuat también posee matices y variantes y que las investigaciones de León-Portilla presentan una imagen de la filosofía náhuatl existente en los momentos previos a la conquista.

    León-Portilla aclara que sus fuentes para esta obra solo muestran el pensamiento de los nahuas del periodo inmediatamente anterior a la conquista; sus doctrinas, tal como debieron ser enseñadas en sus centros de educación superior (calmécac) hacia mediados del siglo XV y principios del XVI (De la Garza, 2008, p. 28).

    León-Portilla (2006) expone que la filosofía en un sentido amplio no es la sistematización lógica-racionalista sobre la realidad, sino la indagación profunda por el sentido y fundamento de las cosas, incluyendo la moral, el orden político, el sentido de la vida y la existencia posterior a la muerte. Dado que todas estas interrogantes están dentro del pensamiento náhuatl, existe, de facto una filosofía náhuatl.

    Más allá de la interpretación de León-Portilla, José Martí concibe la filosofía como un saber proclive a la resolución de problemas reales. Atendiendo a esta postura, en la medida en la que el conjunto de saberes náhuatl está vinculado estrechamente con la práctica y búsqueda de soluciones a problemas colectivos que contienen reflexiones sobre los valores, el conocimiento y lo trascendente, se constituye, en una filosofía en sí.

    Por su parte, Patrick Johansson (2012) apunta que el conocimiento náhuatl se concebía como un sincretismo entre lo sensible y lo formal, de forma que la transmisión del conocimiento y la comprensión filosófica de la realidad no era simplemente comunicar o recolectar datos formalmente, sino también un «con-mover», es decir, la participación de la totalidad sensible del sujeto a la par de la formalidad racional.

    La filosofía náhuatl se difundió en lenguaje simbólico-estético, concertando la percepción sensorial, la afección y la cognición. En la recopilación poética de Juan Bautista Pomar (2000), se encuentran ejemplos de interrogantes filosóficas en forma de poesía o cantos, indicando que el pensamiento filosófico, al igual que con los griegos clásicos, se remitía al mito, la alegoría y la mayéutica, pues estos poemas problematizan al interrogar.

    Varios textos nahuas expresan, sirviéndose de la forma poética, algunas de las primeras dificultades y cuestiones que racionalmente se plantearon los tlamatinime. Conscientes de que pretendían lograr un saber «acerca de lo que nos sobrepasa, acerca del más allá», al comparar sus conocimientos que hoy llamaríamos metafísicos, con el ideal del saber verdadero tal como puede el hombre vislumbrar o, llegaron a experimentar una de las dudas más hondas que pueden aquejar al pensador de todos los tiempos. (León-Portilla, 2006, p. 138)

    El filósofo mexicano identifica un cuestionamiento profundo y fundamentado hacia las certezas metafísicas de los nahuas. Los tlamatinime se preguntaron por una forma de validar o verificar el conjunto de aseveraciones metafísicas que poseían (Sahagún, 1829). Claramente esa no es una actitud dogmática, por el contrario, muestra una conciencia sobre el problema del conocimiento y una complejidad epistemológica dentro de la filosofía náhuatl (De la Garza, 2008).

    En adición a lo anterior, la poesía de Nezahualcóyotl, evidencia el estilo dialéctico y estético de hacer filosofía en los antiguos nahuas, que contrasta con la tradición de pensamiento occidental, pero a su vez, también da muestras de paralelismos, principalmente con la tradición griega clásica, más puntualmente con Sócrates y su método dialéctico, en el que lo importante es interrogar sistemáticamente (Portilla, 2006), así los siguientes versos muestran una interrogante de inconfundible profundidad filosófica:

    Yo Nezahualcóyotl pregunto:

    ¿Acaso de veras se vive con raíz sobre la tierra?

    No para siempre en la tierra:

    Solo un poco aquí… (Pomar, 2000, p. 94).

    La filosofía náhuatl tiene una marca conceptual-metodológica propia, en la que están presentes la formalidad, como elemento lógico; la percepción sensorial, como dimensión empírica-corporal; y la afección, como subjetividad consciente. El medio para generar pensamiento es la interrogación constante, que incita a la autorreflexión y la autocrítica; convirtiéndose en una heurística filosófica de facto (Johansson, 2012).

    El pensamiento filosófico náhuatl se fundamenta en la unidad de intelección, afección y percepción; elucubra desde la contextualidad material de las personas sin caer en el solipsismo, sino que equilibrando lo objetivo con lo subjetivo, e implícitamente, reconociendo la diversidad de la inteligencia, pues no la reduce a los procesos de abstracción y generalización, también incluye en ella, el goce estético y la empatía.

    En el ámbito cognitivo, más que acentuar la distancia trascendental entre el sujeto conocedor y el objeto por conocer, el saber indígena tendía a reducirla y colmar el abismo que la conciencia del hombre había instaurado entre él y el mundo. A la nitidez de una abstracción conceptual, la cual hubiera generado, eventualmente, una certidumbre dogmática, los antiguos nahuas preferían una difusión simbólico-sensible del saber en una expresión cultural que producía un sentido difícilmente comprensible si bien aprehensible a otros niveles cognitivos (Johansson, 2012, p. 59).

    En síntesis, la filosofía náhuatl es un pensamiento orientado hacia la práctica, es una filosofía «resolutiva» cuyos contenidos reflexivos vuelven constantemente a la realidad. Por ello, esta filosofía se asocia con el mito y el lenguaje simbólico, porque de esa forma logra conducir sus elucubraciones hacia aplicaciones concretas y conciliar la dimensión metafísica con la inmanente y la racionalidad con el sentir. Lo anterior verifica la primera hipótesis, existe una filosofía náhuatl con sus propios cánones epistemológicos, cuya naturaleza es resolutiva y que ha superado el dogmatismo y el realismo ingenuo.

  4. El problema epistemológico de la certeza: escepticismo y dogmatismo

    Filósofos especializados en epistemología, como Johannes Hessen, Roger Verneaux o Diego Sánchez Meca postulan una evolución epistemológica en la historia de la filosofía occidental, la cual, según estas fuentes, comienza con la actitud dogmática, asumiendo que las observaciones y enunciados que conforman las primeras explicaciones sobre la realidad eran verdaderas, sin hacer un cuestionamiento sobre el método, la verificación o los cambios en la realidad.

    El dogmatismo es la postura epistemológica que asume, sin preocupaciones ni crítica la posibilidad del conocimiento (Hessen, 2004). Una de las formas más claras de dogmatismo es el realismo ingenuo (Sánchez Meca 2001), para el cual, la realidad se impone en la conciencia del sujeto de manera fidedigna (Verneaux, 1989), eliminando el espacio para la interpretación y la subjetividad. El realismo ingenuo asume que el conocimiento es el resultado natural del contacto con la realidad, sin tomar en cuenta la participación del sujeto, por ende, es dogmatismo.

    Por dogmatismo debemos entender aquella postura epistemológica en la cual aún no se presenta el problema del conocimiento. El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Para él, por naturaleza, resulta comprensible que el sujeto, la consciencia cognoscente, aprehenda su objeto. (Hessen, 2004, p. 26)

    Tanto el realismo como el dogmatismo cuentan con sus contrapartes, el idealismo y el escepticismo. Sin embargo, tampoco estas resuelven totalmente el problema del conocimiento, generando una depuración en las posturas epistemológicas. «Mientras que el dogmatismo considera que la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto es comprensible en sí misma, el escepticismo niega tal posibilidad» (Hessen, 2004, p. 28). El escepticismo en su forma original es insostenible, mientras que el idealismo en su forma más pura tampoco contempla todos los elementos y procesos implicados en el conocimiento.

    El escepticismo ha sido objetado muchas veces en la historia, por ejemplo, en la India alrededor del siglo II a. C. Gótama1 observa la inconsistencia del escepticismo remarcando su contradicción lógica inherente. «La negación misma no puede ser establecida si se niegan todos los medios del conocimiento correcto (Gótama, 1913, p. 26)». El filósofo hindú acorrala el argumento del escepticismo y prueba su inviabilidad «si se dice que la negación está basada en alguno de los medios para el correcto conocimiento, de hecho, se reconoce la validez de dicho medio (Gótama, 1913, p. 26)».

    Gótama refuta el escepticismo radical a través de un análisis lógico de su enunciado central, concluyendo que enunciar es imposible el conocimiento y, sobre todo, que tal enunciado está respaldado o demostrado, es una forma de conocimiento, por lo que el enunciado se invalida a sí mismo. El filósofo hindú establece a su vez, los medios y condiciones para adquirir el conocimiento correcto.

    Verneaux refuta el escepticismo en un argumento análogo al de Gótama: «Pero si el escéptico habla, ya está perdido, pues no puede expresarse ni justificarse si no es en virtud de un dogmatismo latente» (Verneaux, 1989, p. 39). El filósofo francés concuerda con el indio en argumentar que toda explicación proporcionada por el escepticismo es una prueba en su contra, porque está implicando una forma de conocimiento.

    Solamente al decir «¿qué se yo?», ya ha dejado de ser escéptico. Pues ha elegido esta expresión porque tiene un sentido definido, porque no es equivalente a «yo sé», ni a «yo no sé». Y este sentido no es puramente subjetivo, es social, o intersubjetivo, es decir, disfruta de cierta objetividad. Con mayor razón si el escéptico intenta justificarse, niega su escepticismo, pues en el acto mismo de argumentar admite que sus razones son sólidas, capaces de impresionar a todo espíritu que las comprenda (Verneaux, 1989, p. 39).

    En consonancia con Verneaux y Gótama, Hessen (2004), también impugna la consistencia lógica del escepticismo, pues al examinar sus postulados se infiere que: «Según esto, no podemos externar ningún juicio y debemos abstenernos totalmente de juzgar» (Hessen, 2004, p. 28). Luego, la propia doctrina escéptica incumple su postulado primario al ser divulgada. Los tres epistemólogos se condicen mutuamente al cuestionar al escepticismo, revelando su falla lógica.

    En su forma pura, el escepticismo es improductivo, sin embargo, cuando se circunscribe a un área específica de la realidad, como puede ser la dimensión metafísica, cobra un sentido práctico y abona a la discusión epistemológica. El escepticismo metafísico sostiene que no es posible resolver las interrogantes metafísicas, refutando las aseveraciones del dogmatismo sobre ese tema (Hessen, 2004).

    Según Hessen (2004), el escepticismo tiene variantes en función de aquella parte de la realidad sobre la que considera no es posible adquirir conocimiento, así, el escepticismo axiológico, niega la posibilidad de conocer los valores; y el escepticismo metafísico, niega la posibilidad de conocer lo trascendente. El positivismo sería una manifestación de este último tipo de escepticismo, pues solamente admite conocimiento sobre lo empíricamente verificable (Vernaux, 1989).

    El positivismo tiene raíces teóricas en el empirismo, la filosofía de Locke presenta un conjunto de premisas que posteriormente serán fundamentales en el positivismo. Locke postula que la verificación empírica es la única garantía de verdad (2005); fuera de ella todo es especulación, por ende, no es conocimiento verdadero. El empirismo de Locke implica escepticismo metafísico, aquello más allá de la experiencia, como la divinidad, no puede ser conocimiento (2005).

    Los límites del conocimiento reconocidos por Locke y aceptados por todo el empirismo posterior hasta llegar al positivismo, excluyen los temas metafísicos de todo estudio. Sin embargo, hay intentos epistemológicos por superar los límites del escepticismo metafísico; Aksapada Gótama es uno de ellos, también la filosofía náhuatl, como se desarrolla a continuación.

  5. La autocrítica epistemológica en la filosofía náhuatl

    La naturaleza resolutiva de la filosofía náhuatl la conduce a la práctica, de ahí, que los tlamatinime lleguen a través del lenguaje simbólico a cuestionar de manera consciente toda la colección de explicaciones que poseían sobre el mundo y la realidad para saber si tiene sentido su aplicación en la vida cotidiana. En el caso de los saberes suscritos a las ciencias naturales la experiencia inmediata proporciona un criterio de verificación; en contraste, los saberes metafísicos tuvieron que buscar métodos de investigación y criterios de verificación.

    El saber metafísico, que fundamenta lo moral, lo religioso, lo político y lo antropológico, fue puesto a prueba. La filosofía náhuatl se distanció del dogmatismo y reflexionó sobre las condiciones de posibilidad de conocimiento en materia trascendente. En adicción, cabe aclarar que, por la propia característica de la filosofía náhuatl, ya había superado el realismo ingenuo, porque había conciliado la formalidad y sentir, reconociendo la participación del sujeto en la configuración del conocimiento.

    La filosofía náhuatl volvió sobre sí y se preguntó si había verdades en su contenido metafísico. Este cuestionamiento partió del análisis de las características de los postulados referentes a los temas de la metafísica, en contraste con las observaciones del mundo empírico. De manera implícita la filosofía náhuatl preguntó por la verdad, luego, si las verdades eran temporales o eternas. Finalmente, preguntaron por el camino que conduce a las verdades de índole metafísico.

    León-Portilla observa que hay un filosofar en respuesta al escepticismo metafísico. Los tlamatinime ya tenían una tradición de pensamiento epistemológico que superaba el dogmatismo e incluía un diálogo con el argumento del escepticismo metafísico, evitando caer en este, sin olvidar el cuestionamiento primordial sobre la corroboración y verificación de los enunciados que constituyen su filosofía. Esto se evidencia en el análisis que hace el mexicano de los textos nahuas:

    Porque, lo que «sobre la tierra» (in tlaltipac, se dice, es algo transitorio, fugaz, ya que, «¿sobre la tierra (in tlatilpac) se puede ir en pos de algo?» Pregunta que claramente está implicando la duda acerca del valor de todo saber terrenal, que pretenda escaparse de este mundo de ensueño, para ir en pos de una ciencia acerca de «lo que nos sobrepasa, de lo que está más allá» (León-Portilla, 2006, p. 138).

    El mexicano interpreta que la filosofía náhuatl llegó a formular una crítica sobre el conocimiento metafísico, a partir de las observaciones y críticas del escepticismo, las que fomentaron la búsqueda de un método para garantizar acceder a las certezas sobre temas metafísicos. Según León-Portilla, la observación del mundo natural mostraba transitoriedad, por ende, el pretender encontrar verdades sobre lo permanente y trascendente resultaba poco probable, pero los tlamatinime idearon un método para superar tal situación.

    He aquí el primer intento de solución. Tratar de inquirir la verdad sobre el Dador de la vida, por el camino de los ofrecimientos de tipo religioso: «aún si esmeraldas, si ungüentos finos le damos… puede que nadie diga la verdad en la tierra.» La respuesta es otra vez negativa: las dádivas al principio supremo, no abren el camino de la verdad (León-Portilla, 2006, p. 138).

    La reflexión epistemológica condujo a los tlamatinime a valorar que la verdad sobre temas metafísicos no es asequible por vía de las ofrendas o ritos a la divinidad. Sin embargo, esa conciencia sobre la carencia de certezas motivó la búsqueda de otro método para lograr una certeza sobre lo trascendente y permanente, el cual será coincidente con las conclusiones del idealismo romántico alemán.

    La filosofía de los nahuas no encontró en la percepción sensorial una vía para garantizar la verdad de los enunciados sobre lo permanente y trascendente. Sin embargo, se inclinaron por un método similar a la inspiración romántica y arguyeron que, a través del simbolismo y el goce estético se puede acceder, aunque sea parcialmente a la verdad de lo trascendente, más, nunca abandonaron el germen escéptico y valoraron siempre la posibilidad del error en sus enunciados.

    Y es que persuadidos como estaban los pensadores nahuas de la fugacidad de todo cuanto viene a existir sobre la tierra y considerando a esta vida como un sueño, su posición ante el problema de «qué es lo verdadero», no pudo ser en modo alguno la aristotélica de una «adecuación de la mente de quien conoce, con lo que existe». Este tipo de saber era para los tlamatinime casi del todo imposible: «puede que nadie diga la verdad en la tierra» (León-Portilla, 2006, p.143).

    La filosofía náhuatl muestra como las críticas y observaciones del escepticismo sirven para generar cambios en una postura filosófica y modificar la metodología de investigación. Las premisas del escepticismo metafísico facilitaron que los tlamatinime perfeccionaran sus métodos de investigación porque recurrentemente ponían en duda sus aseveraciones, evitando que se estancaran teóricamente; empero, no concluyeron su filosofar asumiendo límites para el conocimiento, como lo hicieron los empiristas y positivistas, en lugar de ello, propusieron metodologías de investigación que superaran las limitaciones empíricas para adquirir conocimiento.

    Los tlamatinime superaron el escepticismo metafísico al buscar un método no empírico de verificación de los enunciados sobre trascendente. No asumieron la incognoscibilidad de lo metaempírico como hecho inmutable; al contrario, propusieron vías de investigación coherentes para acceder a lo trascendente con participación de la cognición y el sentimiento.

  6. Conclusiones

    La filosofía náhuatl es una tradición de pensamiento que puede interpretarse desde categorías de la filosofía occidental, encontrando en ella las premisas fundamentales de las disciplinas filosóficas principales en la tradición de pensamiento occidental: axiología, metafísica y epistemología.

    La epistemología de los tlamatinime sintetiza los problemas esenciales de la teoría del conocimiento occidental: interroga por las condiciones de posibilidad y origen del conocimiento y por el criterio de verdad. Al igual que en la filosofía occidental problematiza con la dicotomía dogmatismo-escepticismo, y escapa de la misma al plantear la necesidad de un método o vía para acceder a la verdad.

    Finalmente, esta tradición de pensamiento propone una heurística hermenéutica en la que están contenidas las diversas características de la inteligencia, como la lógica, el simbolismo y la percepción sensorial y los elementos histórico-materiales que configurar la subjetividad. Con esta heurística la filosofía náhuatl propone un método de investigación sobre lo trascendente superando el escepticismo metafísico sin incurrir en dogmatismo.

    Agradecimiento a los revisores

    La Revista «La Universidad» agradece a los siguientes revisores por su evaluación y sugerencias en este artículo:

    • Dr. Alan Quezada Figueroa

Centro Universitario Incarnate World, México

quezadarte@hotmail.com.com

Investigadora en Fundación ICALA

kportelar@gmail.com

Sus aportes fueron fundamentales para mejorar la calidad y rigor de esta investigación.

  1. Referencias

    Camino de la Garza, M. (2008). La filosofía náhuatl, una nueva visión del pasado indígena. En Vivir la historia. Homenaje a Miguel León-Portilla (pp. 27-42). Universidad Nacional Autónoma de México.

    Gótama, A. (1913). The Nyâya sutra (S. Vasu, Ed.). Allababad.

    Hessen, J. (2004). Teoría del conocimiento. Editorial Jurídica Salvadoreña.

    Johansson, P. (2012). La muerte en la cosmovisión náhuatl prehispánica: Consideraciones heurísticas y epistemológicas. Estudios de Cultura Náhuatl, 43, 47-93. https://doi.org/10.22201/iif.01851895p.2012.43.35409

    León-Portilla, M. (2006). La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. Universidad Nacional Autónoma de México.

    Locke, J. (2005). Ensayo sobre el entendimiento humano. Fondo de Cultura Económica.

    Pomar, J. B. (2000). Poesía náhuatl: Romance de los señores de la Nueva España. Universidad Nacional Autónoma de México.

    Sahagún, B. (1829). Historia general de las cosas de la Nueva España. Imprenta del Ciudadano Alejandro Valdés.

    Sánchez Meca, D. (2001). Teoría del conocimiento. Dykinson.

    Verneaux, R. (1989). Epistemología general o crítica del conocimiento. Herder.


1 Aksapada Gótama fue un filósofo hindú que vivió en el siglo II a.c. Es el autor del Nyaya Sutra, un texto de epistemología que adelanta por muchos siglos a Locke al problematizar sobre los medios y condiciones para adquirir conocimiento, pero sin abandonar los preceptos religiosos del hinduismo.