Presentación Revista Humanidades No. 2, VI época
Resumen
La irrupción de la inteligencia artificial en nuestra época marca un horizonte en el que nuevamente nos enfrentamos a un cuestionamiento sobre la razón de ser de los profesionales. Hace poco más de un siglo la fotografía generó revuelo entre los pintores. De la especulación sobre su sustitución por la fotografía emergieron las vanguardias, como renovación disruptiva del arte y la estética. La pintura de caballete sobrevivió a la aparición de la fotografía; la velocidad, la simpleza y la perfección de la imagen, que eran las marcas de la fotografía, no lograron imponerse sobre el colorido y la imaginación de los artistas. Su capacidad de pensar fuera de los parámetros de la perfección mimética, conjugada con la introspección y autorreflexión, posibilitó el nacimiento de movimientos como cubismo, el surrealismo, el futurismo, entre otros. La revolución estética de las vanguardias en un contexto de posible crisis en torno a la identidad y función de los pintores. Si bien la fotografía ofrecía una copia perfecta de retratos y paisajes, carecía de imaginación y sentimiento; en cambio las pinturas vanguardistas tenían en sí una parte del artista, un sello distintivo que las hacía valiosas. Con el tiempo, la fotografía dejaría de ser simplemente un avance tecnológico que amenazaba con sepultar
el arte del retrato y el paisajismo, y se convertiría también en una forma de arte. Su técnica se humanizó y el fotógrafo pasó de ser el operario técnico de una herramienta a un artista en sí mismo.
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