Los nacionalismos: auge e impactos en las relaciones internacionales

Resumen

La identidad es un componente del nacionalismo porque el ser humano busca la cohesión social entre sus miembros, y al formar un conglomerado de individuos estos crean un sentimiento nacional compuesto de una lengua, cultura, tradiciones, símbolos, entre otros. El nacimiento del nacionalismo, en el segundo periodo del siglo XVIII, comenzó a manifestarse a través de símbolos e himnos nacionales para promover el patriotismo que surgió en la Francia revolucionaria; posteriormente, el nacionalismo contagió a las minorías nacionales de la época para depositar su soberanía ante un Estado-nación que albergará su identidad compartida y protegerá los valores nacionales y su cultura que los distingue del resto. El nacionalismo se ubicaría en el plano ideológico y, a través de las diferentes escalas, estará presente en la historia de las Relaciones Internacionales en diferentes periodos y años claves, donde el nacionalismo tuvo características imperialistas, radicales, marxistas y una crisis de identidad por el fenómeno del neoliberalismo a partir de 1989 hasta el año 2020, donde se aprecia un nuevo periodo titulado “resurgimiento del nacionalismo” que, ante la crisis sanitaria del COVID-19, reavivó la tendencia nacionalista conservadora y populista, que expone su disgusto con la globalización, el multilateralismo, la Agenda 2030 y los valores democráticos, aclarando por medio de todo el cuerpo del artículo junto a las reflexiones finales sobre ¿cuáles han sido los factores que han estimulado al nacionalismo a lo largo de la historia? Y, ¿es el nacionalismo un factor recurrente en los conflictos bélicos mundiales y tiende a manifestarse en ciclos?